Desde principios de siglo se trabajó para cumplir con el burocrático trámite que permitiría buscar recursos para la construcción de proyectos conjuntos y no fue hasta la administración de Otto Claussen que se pudo concretar el procedimiento y empezar a gestionar presupuesto para obras de beneficio general.
Pero la ambición de unos cuantos pudo más que las necesidades de dos municipios y lo que parecía una gran oportunidad se vino abajo con el mal afamado proyecto del puente metropolitano que literalmente se devoró todos los fondos federales para la zona conurbada de los últimos seis años. En resumen y en diferentes etapas se invirtieron cien millones de pesos en una obra que significa mucho si la hubieran hecho bien pero como no, resultó un fraude más del viejo régimen que impidió el crecimiento de las dos ciudades.
Ahora que el gobierno de la cuarta transformación está en los tres niveles no hay pretexto para dejar ir el dinero de la partida denominada fondo metropolitano a través de la cual se pueden atraer recursos para obras comunes del puerto y la ciudad jardín, necesidades hay muchas, desde un relleno sanitario, centro canino, hospitales, carreteras.
Lo importante es que los proyectos respondan en realidad a una demanda ciudadana y representen solución a problemas para los gobiernos de Guaymas y Empalme que el año vienen tendrán que mostrar sus buenos oficios a diferencia de sus antecesores que terminaron dominados por intereses ajenos a la gente y cedieron millones de pesos para el puente metropolitano.
En esta ocasión las cosas son distintas y con capacidad de gestión en el 2023 podrán trabajar en coordinación para que por fin la ciudadanía pueda sentir los beneficios de pertenecer a una zona conurbada con oportunidad de crecimiento.